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La nueva frontera de la UE

Propuso la Comisión Europea (CE)  modernizar el control de entradas y salidas de extracomunitarios en la Unión Europea (UE). La CE busca que mediante un registro informatizado mejore la seguridad y rapidez del procedimiento en los pasos fronterizos. Cecilia Malmstrom, Comisaria Europea de Interior, manifestó:  "La utilización de las nuevas tecnologías permitirá facilitar y acelerar el cruce de fronteras a los ciudadanos de terceros países que deseen venir a la UE".  En Bruselas, la Comisión busca incentivar las visitas de ocio, negocios y estudios a la UE evitando esperas y papeleo a los extranjeros cuando llegan a las fronteras comunitarias. Malmstrom, afirmó:  "Nuestro objetivo es facilitar el acceso de los viajeros.  Esto no interesa solo a los viajeros, sino también a la economía europea. Se ha calculado que sólo en 2011, los viajeros extranjeros contribuyeron con 271 000 millones de euros a nuestra economía".   Ampliando que se argumentó razones de seguridad para modernizar el control fronterizo pues se impondrá un mayor nivel de seguridad mediante la prevención del cruce ilegal de fronteras y la detección de quienes superen el plazo de estancia autorizado.  El "paquete de fronteras inteligentes", como lo ha apodado la CE, consta de un Programa de Registro de Viajeros (RTP) y un Sistema de Entradas/Salidas (EES).  Según los datos de la Comisión Europea (CE), cada año 5 millones de viajeros de países terceros harán uso de este nuevo programa, esto es, usarán sistemas automatizados (por ejemplo, barreras automáticas) en los principales pasos fronterizos, como los aeropuertos.  Por su parte, el sistema de entradas y salidas controlará la duración de la estancia de corta duración autorizada de manera electrónica, poniendo fin al actual sistema manual.  La propuesta de la Comisión necesita todavía el visto bueno de los 27 gobiernos de la Unión así como de la Eurocámara por lo que no se espera que pueda entrar en vigor hasta 2017 o 2018, dijo el Ejecutivo comunitario en un comunicado.  Las previsiones de Bruselas hablan de un aumento en próximos años del 80 % de viajeros de terceros países a la UE, pasando de 400 millones de llegadas a las fronteras europeas en 2009 a los 720 millones en 2030.