La variedad de las opciones turísticas
Brasil tiene más de 8,5 millones de Km2, y en su ecosistema se encuenta la Selva Amazónica y el Litoral Atlántico, con sus tupidos bosques , el Cerrado y Caatinnga, y el Pantanal, que dan lugar a una gran gama de flora y fauna, donde predominan temperaturas con promedios superiores a los 20°C, con 7,4 mil kilómetros de privilegiada costa con hermosas playas calmas y de arenas blancas, playas para surfistas, playas urbanas o playas semi-salvajes. Brasil se divide en cinco regiones geográficas: Norte, NOrdeste, Centro-Oeste, Sur y Sudeste, que hace que descubrir el Brasil sea una aventura que recorre desde ríos, valles y montañas, hasta descubrir un pasado colonial y una historia que se inicia en este nuevo siglo.
El Norte del Brasil y la Selva Amazónica
Visitar el norte del Brasil, por ejemplo, significa conocer la Amazonia, sus ríos y su selva. Esa región ofrece opciones que incluyen principalmente paseos, pesca y alojamiento en el medio de la selva, pero también incluyen conocer ciudades que florecieron en el inicio del siglo XX, con la economía del caucho, como Manaos, en el Estado de Amazonas. Significa, todavía, la posibilidad de conocer una región considerada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad: la Sierra de Capibara, en Pará, con pinturas rupestres que son reliquias de millones de años.
El Nordeste y sus playas
En cuanto al nordeste, lo que habla más fuerte son las playas, donde el sol brilla el año entero, y el mar – inclusive el del archipiélago de Fernando de Noroña-, donde el buceo es un atractivo aparte. El nordeste abriga una de las más antiguas ciudades del Brasil, Salvador, en el Estado de Bahia, fundada por colonizadores portugueses en 1549 y primera sede del gobierno brasileño; Olinda, en Pernambuco, donde el gobierno del holandés Maurício de Nassau dejó fuertes huellas culturales; Fortaleza, en Ceará, donde las balsas que cortan el mar son una de las marcas de la ciudad y São Luís, en Maranhão, con la fuerte influencia dejada por los portugueses, principalmente en la arquitectura, donde se destacan los azulejos en muchos de los edificios.
El Centro-Oeste: arquitectura y naturaleza
En el centro-oeste está localizada la Ciudad de Brasilia, capital del Brasil. Construida mediante un proyecto del urbanista Lúcio Costa y el arquitecto Oscar Niemeyer, Brasilia fue inaugurada en 1960 y es, desde el punto de vista urbanístico, una de las ciudades planeadas más importantes del mundo. Pero visitar el centro-oeste también significa visitar una región de contrastes: lo viejo – lugar hacia donde se dirigieron los bandeirantes, en el siglo XVII, en busca de tierras fértiles y de oro y lo nuevo –pues el gran impulso económico y demográfico de la región sólo vino con la implantación de la nueva capital, a partir de mediados del siglo XX. Y don, al lado del escenario formado por centenares de cavernas en torno a las ciudades de Bonito, en Mato Grosso do Sul, existe una fauna y flora exuberantes en las crecidas y bajadas del Pantanal y de los ríos que nacen en la Chapada do Guimarães, en Mato Grosso, dando origen o alimentando algunas de las mayores cuencas hidrográficas del continente.
El Sudeste: negocios, diversión, cultura e historia
Además de tener algunos de los valles y montañas más bonitos de la Tierra, muchos de los cuales preservan nichos exuberantes de Selva Atlántica, la principal marca del sudeste es el esplendor de la ciudad de Rio de Janeiro y la vida cultural y económica de las capitales. La región sudeste conforma el centro financiero de país y su parte más industrializada, responsable por algunas de las mayores concentraciones urbanas del planeta. La Ciudad de São Paulo, por ejemplo, posee más de 9 millones de habitantes -16 millones considerando el conjunto de ciudades que forman la llamada Región Metropolitana de São Paulo- y, al igual que Rio de Janeiro, ofrece al turista enormes posibilidades en términos de infraestructura hotelera, negocios, placer y cultura. En el sudeste también se encuentran las ciudades mineras –como Ouro Preto y Congonhas do Campo, en el estado de Minas Gerais, con el trazado urbano típico del pasado colonial brasileño. La dos ciudades preservan obras de Aleijadinho, el mayor escultor del país en el período barroco y fueron nombradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El Sur del Brasil: playas, montañas, cataratas e inmigración europea
La región sur del Brasil, más conocida por los argentinos, ofrece, al lado de algunas de las playas más bonitas del Brasil, una paisaje montañoso, que atrajo a muchos de los inmigrantes europeos que se establecieron en el país entre mediados del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX. Con una fuerte influencia alemana e italiana, la región guarda costumbres de la tierra natal de los que adoptó y ofrece, en su arquitectura, en la cocina, en las fiestas, algunos de los lazos culturales que la une a las ciudades de origen de sus habitantes. Además de eso, es en el sur donde se encuentra una de las caídas de agua más exuberantes del planeta: las Cataratas del Iguazú, consideradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, dada su belleza natural.
Brasil: el turismo como vocación
La tradicional hospitalidad de los brasileños, combinada con la arquitectura de las épocas en que el país fue construido –Brasil Colonial (1500-1822), Brasil Imperial (1822-1889) y Brasil Republicano (desde 1889)- compone los ingredientes que hacen del país uno de los más atrayentes para el turismo. A ellos se suma la vocación del turismo íntimamente ligado a la naturaleza –de la cual, además, vinieron los nombres Terra Papagalis, tierra de los papagayos, con que el país era citado en las antiguas cartas de navegación, y Brasil, nombre de un árbol de madera colorada que se desarrollaba en la costa, durante la época del descubrimiento.
Con su dimensión y la riqueza de sus recursos naturales, el Brasil es el detentor de una de las mayores biodiversidades del planeta. Con su clima y paisajes diversificados, presenta innumerables alternativas para el turismo participativo, en el cual los viajeros –y exploradores-, más que contemplar pasivamente la naturaleza, realizan viajes que pueden combinar ocio, deporte, aventura, cultura, estudio y trabajo, comprendiendo los más diversos intereses y actividades, como caminatas, cruceros, montañismo, observación de la flora y de la fauna, fotografía, pesca deportiva y estudios en el área de antropología.
El país está equipado con centros de convenciones, con grandes espacios para exposiciones e infraestructura hotelera para ser sede de congresos, ferias y exposiciones. El Brasil es servido por las principales compañías aéreas y su red hotelera está compuesta por emprendimientos nacionales y por algunas de las mayores cadenas de hoteles del mundo. Con un flujo creciente de turistas, ofrece oportunidades en diversos sectores tanto para los visitantes como para quienes desean invertir en turismo. Hay oportunidades para inversiones en el área náutica, con la construcción de marinas; en el área urbana, con la construcción de hoteles, parques temáticos y otras instalaciones y en la construcción y ampliación de resorts o super-hoteles. El sector ha atravesado por un importante crecimiento en el país y con la diversidad de productos turísticos que el país ofrece, deberá crecer todavía más en los próximos años.
Fuente: Embajada del Brasil. |