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Comunicado 76/2010
El Judaísmo es una religión y no una etnia o una nacionalidad *

El Líbano se enorgullece por todo lo que han brindado y continúan brindando a la Argentina los miembros de la colectividad.  En este año del Bicentenario, recordamos las manifestaciones de generosidad de la colectividad y las sentimos como un nuevo aporte de los libaneses a la civilización humana. Hace 150 años sus abuelos llegaron a este país.  Ellos ignoraban el idioma y no tuvieron una recepción oficial adecuada; además, fueron considerados intrusos, no aptos para integrarse a esta sociedad. Trabajaron arduamente, y con sudor y sangre demostraron que eran nietos de los cananeos y los fenicios, civilizaciones oriundas de las costas de Medio Oriente, desde Palestina, Líbano y Siria hasta Anatolia y Chipre. Ellos se expandieron y difundieron sus civilizaciones, construyendo Cartago en el norte de África, Sicilia y Génova en Italia, Creta  en Grecia y también llegaron a España. Hay evidencias de que ellos habrían arribado a Brasil, país donde fueron halladas monedas fenicias.
Vuestros abuelos llegaron a estas tierras, ellos eran musulmanes, cristianos, drusos y judíos. El Estado argentino trató a todos por igual, sin hacer diferencias por sus creencias religiosas. Ellos eran  libaneses y sirios, aquí se los denominó “turcos” y luego “sirio libaneses”, a ellos no se les ofreció la ayuda otorgada a los inmigrantes provenientes de Europa.  El que lee la historia de la inmigración argentina  recuerda, sin duda,  la famosa ley de 1876 de Nicolás Avellaneda que abrió las puertas de la inmigración únicamente a los europeos, incluso sólo a los  del norte, brindándoles asistencia y tierras para agricultura.  También recordarán el informe presentado por el Ministerio de Agricultura al Congreso  (el Departamento de Inmigrantes pertenecía a ese Ministerio) manifestando la ineptitud de los “comerciantes” de Medio Oriente.   También recordarán cuando, en 1889, el  Buenos Aires Herald cuestionó: “nos convertiremos en una República semita?” y cuando el diario La Nación, en 1910, manifestó su  oposición a la denominada “influencia árabe” en la cultura argentina.
Los primeros inmigrantes resistieron ante esas campañas difamatorias y desempeñaron un importante rol en la construcción de esta Nación. Es doloroso ver que semejantes campañas duraron varias generaciones, incluso la colectividad actual continúa, aún hoy,  expuesta a algunas difamaciones. Estamos orgullosos de los miembros de la colectividad, de sus padres y de sus abuelos. Actualmente, estamos trabajando para registrar sus valiosos relatos sobre la vida en este país.  El Libro Digital,  publicado periódicamente por esta Embajada, documenta historias de familias e instituciones de nuestra colectividad y es la mayor evidencia de la actividad desarrollada. No importa, llegará el día en el  que Argentina reconozca el error  cometido por los funcionarios de aquel entonces y las autoridades pedirán disculpas por ello. Estamos vislumbrando  importantes cambios en la interacción con los miembros de la colectividad y debo señalar aquí mi gran reconocimiento a la Sra. Presidenta, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, por su visita al Centro Islámico para participar en el Eid Al Fitr.  No obstante, deseo señalar lo siguiente:
1- La discriminación hacia los primeros inmigrantes era, en los comienzos, de carácter étnico y ahora adoptó  un carácter religioso. Antes, los denominaban “semitas”,  ahora les dicen “árabes”  con el objetivo de caracterizarlos a través de un rasgo religioso musulmán,  anulando su pertenencia étnica. Sólo se reconocen como semitas a los miembros de religión judía, también con el objetivo de caracterizarlos a través de un rasgo religioso, anulando su pertenencia étnica. 
Esto es un error. Nosotros, los libaneses, sirios, palestinos, jordanos e  iraquíes, somos parte del mundo árabe y también somos semitas. El semitismo está relacionado con la etnia y no con la religión. Los judíos de esos países también son semitas, como nosotros. No obstante, los miembros de la religión judía de otros países -Yemen, Marruecos,  países europeos o latinoamericanos- no son semitas, pertenecen a otras etnias. Aquí en Argentina se denominaba “rusos” a los miembros de la religión judía,  porque en su gran mayoría provenían de Rusia.  Esto es correcto, pues ellos pertenecen a la etnia eslava, no a la  semita. Entonces, por qué se dice que todos los judíos son semitas?
Permítanme presentarles otro ejemplo para ilustrar mi idea: los clubes e instituciones de las colectividades libanesa y siria se fundaron con la cooperación de los miembros de la religión judía, en ese momento éramos todos semitas. Después de 1948 comenzó la división  y los judíos fueron apartados de la colectividad. Por qué sucedió esto? Porque  se estableció una política de división religiosa con el objetivo de crear la    separación entre los miembros del mismo país.
Considero que el colonialismo internacional,  especialmente el anglosajón, estaba buscando justificativos para atraer hacia Israel -establecido por la fuerza en territorio palestino-  a los judíos  radicados  en todos los rincones del mundo.  Es verdad que hace más de 2000 años  existía en esa región un país  llamado Israel y  en él  habitaban muchos judíos. Pero con las transformaciones de la historia, ese país -así como muchos otros- también se transformó; algunos de esos países, incluso, cambiaron de nombre.
El colonialismo anglosajón pretendió llevar a cabo sus planes en nuestro territorio y encontró un importante respaldo en la ambición sionista.  Así nació la promesa de Balfour en 1917,  accediendo al pedido del movimiento sionista de establecer un país “judío” en Palestina.
Por qué Palestina?
En realidad, el sionismo deseaba crear un país en el cual se reuniesen todos los judíos, como respuesta a los opresiones sufridas, especialmente en los países de Europa occidental. Palestina  no era la única opción, existían  otros  países, entre ellos Argentina. Pero eligieron Palestina porque allí  existía  un factor religioso que facilitaba la colonización. La idea de Palestina ayudaba a convencer a los judíos esparcidos por el mundo para reunirse allí. El colonialismo dio una dimensión religiosa a este asunto y su única defensa ante la opinión publica,  debido a su accionar, fue la de estar trabajando por la reconstrucción de Israel, como se menciona en el Torah y comenzaron   a trabajar para alimentar este sentimiento de todas las formas posibles. Se olvidaron de la opresión a los judíos  a lo largo de la historia  y  sólo se concentraron en los elementos religiosos que apoyaban su política.  Resumieron toda la opresión en el gran crimen cometido por Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Pero, en lugar de hacer pagar ese precio a los verdaderos responsables, convirtieron a Palestina en víctima del sacrificio. Alemania pagó compensando económicamente y los palestinos pagaron con sus tierras, viviendas, historia y patrimonio. Este costo también incluyó a todos los países árabes, especialmente a los vecinos de Palestina. Alemania y todo Occidente permanecen en silencio ante esta realidad. Para Occidente, acceder a los pedidos del sionismo, a expensas nuestras,  es más que aceptable, es deseable. Porque Israel, en definitiva, es su aliado, es parte integrante de su proyecto en la región  y es su primera línea en la lucha contra otro grupo indeseable: el “Islam”.  Creo que somos dos grupos no deseados que  pelean entre ellos: judíos y  musulmanes, y la sangre vertida sacia la sed de  hegemonía sobre nuestras capacidades.
Para vuestra información,  les comentamos que en EEUU existe una iglesia, con  millones de fieles, que  reclaman el establecimiento del gran país Israel, desde el Éufrates hasta el Nilo, ya que ello significa la venida de Cristo, que para ellos eliminará a Israel.
 Algunos manifestaron que el sionismo era parte del colonialismo y, en su momento, se emitió una Resolución en la Asamblea General  de la ONU afirmando esa postura, pero Occidente la rechazó  considerando al sionismo un movimiento de liberación entonces, la mencionada Resolución  fue anulada. En realidad, si el sionismo no fue parte del colonialismo, al menos fue un instrumento del colonialismo británico para hacer de los judíos -con quienes hemos convivido en paz durante siglos- nuestros enemigos. Cuando dicen que el sionismo es un movimiento de liberación, yo pregunto: liberación de qué? Los judíos han vivido pacíficamente entre nosotros  y siempre formaron parte de nuestros pueblos,  participando en todas sus decisiones.  Si, definitivamente, el sionismo es un movimiento de liberación, pero de liberación  de la opresión europea, pero  lamentablemente eligieron a Palestina y a los árabes para pagar  este precio. Qué culpa tenemos nosotros? Ninguna. Los árabes fueron quienes más ayudaron a  los judíos en Europa, especialmente en España. Cómo se olvidan de eso?  Cómo se pudo borrar esta realidad de la memoria de las generaciones?
Ahora,  pretenden colocar a todos los árabes bajo el titulo religioso del Islam y a los judíos bajo un criterio étnico únicamente, considerándolos semitas.  Además, hemos empezado a vislumbrar estrategias para generar conflictos entre civilizaciones o religiones.  Los árabes rechazaron estas estrategias y continuarán rechazándolas. No aceptarán un país sunita, uno  chiíta, uno druso o uno cristiano. Pero enfrentarse a esta conspiración no ha logrado desnudar esas estrategias. Lamentablemente, no encontramos políticas públicas sobre este asunto; por el contrario, percibimos cierto temor en hablar sobre tema,  para evitar la  acusación de  antisemitismo lanzada por Occidente. Lamentablemente,  hay quienes pretenden expulsar a los cristianos de nuestros  territorios. Miren lo que está ocurriendo en Irak  contra  los cristianos, quién hace eso?  Se dirá, por supuesto, que son los musulmanes fundamentalistas. Me pregunto: a quién le resulta funcional este fundamentalismo? El fundamentalismo islámico  es meramente otro de los productos del colonialismo. Algunos grupos fundamentalistas son herramientas del colonialismo. Qué fácil resulta dar armas a individuos hundidos en la ignorancia, la pobreza y el odio. El colonialismo continúa apuntando a destruir nuestra región y  saquear nuestras riquezas. Ellos quieren la guerra entre  sunitas y  chiítas y la expulsión de los cristianos, en resumen, buscan desintegrar la región. Israel, tal vez no esté persiguiendo el estallido  del conflicto de civilización antes de desintegrar la región pues pagaría un precio muy elevado, pero  desea instalar el miedo para justificar sus estrategias buscando establecer   “el país para los judíos en Israel”. Espero que el mundo no resulte una víctima de ese accionar. Aquí hago referencia a la traducción del Embajador Farid Samaha, publicada recientemente en la Revista Diplomática, expresando que Latinoamérica, especialmente Argentina, será la próxima víctima del sionismo. Ahora, somos nosotros, en Medio Oriente, quienes estamos en la primera línea de este conflicto. Pero la hora de esta región llegará, y  no hay forma de detener esta amenaza. Los lugares en la tierra están disponibles para desembarcar y comenzar a aplicar los planes.
2- En el marco de las relaciones internacionales, caer en consideraciones  religiosas es muy peligroso y tiene  consecuencias que no se limitan a  fronteras geográficas y que no  finalizan con una derrota militar. Quizás, los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 sirvan como ejemplo de lo que puede suceder. La comunidad internacional ha creado un nuevo enemigo, que no trabaja únicamente fuera, sino también dentro de su territorio. Los países han invertido billones de dólares para enfrentar esta nueva realidad, conocida como “terrorismo”. No hay duda que el colonialismo se aprovecha de esto, a pesar de algunas pocas pérdidas que sufre por su causa.
 Actualmente, los países elaboran tratados y acuerdos con el pretexto de luchar contra el terrorismo y ponen su seguridad  en manos  de grandes potencias, voluntaria o involuntariamente. El colonialismo, a veces,  opta por sacrificar algunas de sus instituciones o individuos para justificar sus planes. Es muy importante resaltar lo que hizo el sionismo en Irak para expulsar los judíos iraquíes y de otros países árabes. Aquí, en Argentina, existe una profunda, aunque silenciosa convicción, que las explosiones de los centros israelíes fueron causadas por partes involucradas con Israel. Por supuesto. dirán que esto es parte de la teoría de la conspiración. Puede ser, pero debemos ser realistas, objetivos, seculares  y prácticos. La objetividad significa que no rechazamos ninguna probabilidad. El político, así como el historiador debe considerar todas las posibilidades.  Las páginas de la historia han mostrado estrategias, descubiertas por grupos de inteligencia de varios países, que nadie creía posibles. El fin justifica los medios. Si,  ya no pueden engañan a la opinión publica con declamaciones sobre  principios, moral, consideraciones humanas o  de sangre,  nacionalidad, fraternidad u otras palabras pegadizas, porque el colonialismo está dispuesto a sacrificar a cien, a mil o a tres mil de sus hijos para satisfacer sus intereses  de colonización, de destrucción de sus territorios, de establecimiento de nuevas reglas, de saqueo de  riquezas, etc.  Las batallas, que causan miles de muertes, no son también un sacrificio de los hijos de esos países? Por qué no empieza la batalla con provocar un incidente en el cual haya un pérdida pequeña que compensan luego esos países con las grandes victorias?
Siempre hemos rechazado  los discursos que expresan que los árabes pelean a los  “judíos”. Los pueblos árabes,  semitas y no semitas,  no atacan a los judíos.    Hay muchos judíos víctimas de estrategias colonialistas, con herramientas sionistas, que se utilizan contra los árabes y también  contra  los mismos judíos.
Los gobernantes de Israel, que en su mayoría son de Occidente, siempre han intentado hacer creer que  lo que ocurre es una guerra contra los judíos. Por qué? Ahora el asunto es más claro y sincero. Los gobernantes de Israel anuncian que son el país del “pueblo judío”. Por supuesto, desde 1948 se han elaborado varias justificaciones  que permiten esta manifestación.  Quizás, también estén convencidos que los judíos del mundo avalan este anuncio!
Los hombres de leyes no se oponen al derecho de los judíos y de otros,  de salir del país de origen y poder retornar, como parte de los derechos humanos. Quien lo desee, puede solicitar la nacionalidad de otro país, y cada país  elige a quien otorga  su nacionalidad. Pero Israel desea que los palestinos y los árabes admitan que ése es el país del “pueblo judío”.
Este asunto es irreal,  ilegal, impráctico y no objetivo.  Los judíos constituyen un grupo religioso formado por  varias etnias y  nacionalidades. Cómo podemos, nosotros o cualquier otro, permitirnos  aislar este grupo de su entorno étnico e identidad nacional? El judío argentino es argentino. Qué  derecho tengo yo de decirle que es israelí, negándole su identidad nacional por el simple hecho de ser judío? El podrá  elegir libremente la nacionalidad israelí. Es su derecho, pero eso depende de él y nadie tiene derecho a imponerle una identidad o una opción.
El reconocimiento palestino, árabe o de otro país a esta extraña solicitud israelí,  única en su tipo en el Derecho Internacional, significa que una guerra o un conflicto con Israel sería una guerra o un conflicto con todos los judíos  del mundo.
Israel puede adoptar el judaísmo como la religión del Estado, como lo hace ahora y como lo  hacen otros países del mundo que adoptan otras religiones, pero  declarar que  es el país de aquellos que profesan esta religión es un tema inaudito en el Derecho Internacional.
De todos modos, ya estamos acostumbrados a ver muchas excepciones a las reglas del Derecho Internacional cuando se deben  aplicar a Israel. Quizás, algunas de las grandes potencias apoyarán esta solicitud ignorando todos los criterios y documentos internacionales. 
Este es un tema cultural y político sumamente importante  para quien  ama la paz. Deseo que este asunto sea el inicio de un diálogo, porque el diálogo ilumina la verdad y la verdad conduce  hacia la paz, la paz que anhela  cada uno de nosotros como único camino hacia el progreso, desarrollo, crecimiento y  bienestar.
  En realidad, la Sra. Presidenta Cristina fue muy clara cuando expresó que la solución al conflicto de Medio Oriente era la clave para la paz en el mundo. Si, porque la paz en Medio Oriente pone fin a esa peligrosa posibilidad de un conflicto religioso de civilizaciones,  a nivel mundial.
3- En más de una oportunidad se señaló que la paz de Medio Oriente no estaba en manos de los árabes sino de los israelíes. Los árabes aceptaron la Resolución 242 de 1968 y la 338 de 1973. Ambas Resoluciones  fueron  adoptadas por el Consejo de Seguridad de la ONU de acuerdo al capítulo 7 de la Carta de dicha Organización, en especial el artículo 40. Estas Resoluciones confirman la necesidad del  retiro de  Israel de los territorios que ocupó a partir del 4 de  junio de 1967   a cambio del reconocimiento de su existencia por parte de los árabes y el establecimiento de  relaciones cordiales. Los árabes aceptaron eso, pero Israel no. Y no aceptará, porque la paz no es el objetivo. El objetivo es el establecimiento del país de Israel, como se menciona en el Torah, desde el  Éufrates hasta el Nilo.
Lo que está ocurriendo ahora en Medio Oriente es un nuevo intento de diseñar el mapa de la región y quizás de establecer pequeños países de acuerdo a creencias religiosas  que permitan  a Israel continuar sus planes. Temo que la paz no será posible si las grandes potencias de Occidente no deciden frenar, verdaderamente, las ambiciones israelíes. Mi pregunta es: realmente Occidente quiere detener las ambiciones israelíes?
Hemos notado que desde 1990, con la caída del comunismo, hubieron intentos de considerar al Islam como el nuevo enemigo de la comunidad internacional. En su momento, Bush padre no aceptó esto porque necesitaba  a los árabes en su guerra  contra Irak a favor de Kuwait. Clinton no lo aceptó, rechazándolo sinceramente. Pero Bush hijo adoptó esta dirección. Aún hoy existen varias preguntas sobre el ataque terrorista del 11 septiembre de 2001. Desde entonces, observamos la gran campaña lanzada contra el Islam. Los mandatarios concientes del mundo tuvieron que trabajar arduamente para luchar contra esta tendencia. Los árabes, especialmente por iniciativa del Rey Fahd Bin Abdul Aziz, contribuyeron con la iniciativa del diálogo entre las distintas religiones y civilizaciones. Asimismo, el presidente libanés, General Michel Sleiman, apeló para establecer a Beirut como un centro permanente de diálogo entre civilizaciones.
Argentina también advirtió el asunto y hemos notado posturas firmes, especialmente las del actual gobierno de la presidenta Cristina, quien en toda ocasión aseguró su respeto hacia las religiones. Lo importante es que Israel logró que la guerra contra los árabes aparentase ser un conflicto religioso.
La paz es el camino más corto para garantizar la seguridad, la estabilidad, el desarrollo y el progreso de todos los pueblos. Nosotros, los árabes, queremos vivir en paz con los demás y no buscamos dominar ni interferir en los asuntos de nadie. Poseemos la riqueza pero no la fuerza que ejerce el poder sobre esa riqueza. Ustedes saben quién posee esa fuerza, sea a través de instituciones financieras internacionales o de grandes bancos privados. Saben, también quién controla la opinión pública y coloca a la gente en contra de este o aquel sistema. Actualmente, la democracia trabaja al servicio de la fuerza, lo que se debe lograr es que la democracia  y los medios trabajen para  la paz. La paz necesita justicia y la justicia necesita verdad. La memoria del mundo se movilizará cuando se quite la presión ejercida sobre ella. En ese momento, el mundo recordará todas las atrocidades  ocurridas y que aún ocurren en Palestina,  Líbano e Irak, y las que ocurrieron en Egipto.
Seguiremos trabajando por la paz, porque la paz es la única opción para todos nosotros.

Palabras de S.E., Embajador Hicham Hamdan, en el marco de la Semana Cultural Árabe - Tucumán -
29 de octubre de 2010.



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